Teníamos una extraña forma de querer, nos gustaba sentirnos vacíos, no nos gustaba que nadie nos terminara de llenar nunca. No arriesgágamos el corazón, solo los golpes. Dejamos de perseguir el sol para pereguir las estrellas, que a fin de cuentas, no eran más que el mismo perro con distinto collar. Nuestras cabezas eran un maldito precipicio por el que nadie se atrevió nunca a mirar porque ¿quién se arriesgaría a una muerte segura? Solo nosotros.
Corriamos tan deprisa que nos dejamos atrás siempre. Tanto, que las dudas dejaron de atormentarnos, convirtiéndonos en las dudas de los demás. Éramos dos locos envidiados por aquellos que se tomaban la vida con cierta calma. En cambio nosotros no nos tomamos nada en serio. Hicimos que la vida dejara de valer la pena para que empezara a valer la risa. Nos fue como el culo, claro. Pero nunca esperamos nada mejor.
Nos quisimos como quiere el mar al horizonte, a distintacia. Porque juntos éramos un maldito volcán en erupción. Nos reinventamos por cada esquina, reventando sueños que nunca nos atrevimos a confesar. Por eso deje de querer que te quedarás, pero nunca quise que te fueras del todo. Nos queríamos a medias, a medias mordidas cada noche de luna llena. Nuestro amor resultó de todo menos rentable. Fuiste mi peor inversión a largo plazo pero tengo tantas deudas con tu cama que no me importaría cobrármelas contigo. Tú solo quería mis noches más largas y yo solo buscaba tus amaneceres más cortos. Nunca te quise más que a nadie. Porque nadie me quiso nunca más que yo.
Siempre me prometías morir por mí, pero no de amor, sino de vicio. Y así nos fue, nos dejamos para a los días cogernos con más ganas. Quisimos ir juntos al fin del mundo y acabamos confundiendo las ganas con sexo y el sexo con los recuerdos. Y ahora que nos queremos como se quieren los cuerdos con fidelidad y rutina, rompamos los silencios con besos que demuestran lo mucho que se necesitan nuestras bocas y lo poco que lo hacen nuestros corazones.
Quédate hoy, que quiero quererte aunque sea de mentira. Y que nos crezca la nariz mientras nuestras almas se encuentran en el infierno.
VECA
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