Te prometí un nosotros contra el mundo. Pero yo dejé de luchar y el mundo nos trago de un bocado. Me dio miedo comprobar que habías vencido a todos mis fantasmas y que no me habías pedido nada a cambio. Hasta entonces la gente siempre solía hacerme daño pero por algún extraño motivo tú tan solo solías curarme. Me curaste el alma. Y eso me asustó porque nadie había sido capaz de mirarme a los ojos sin sentir vertigo y a ti te dio igual mi oscuridad. Iluminaste todos los rincones de mi cabeza y equilibraste mi locura hasta sentir que los locos eran los demás. Tú lo diste todo por mí, siempre, me hiciste sentir única. Me volviste valiente. El único espejo en el que necesitaba mirarme todas las mañanas eran tus ojos y la única ropa que quería que cubriese mi piel eran tus manos. Me asusté, entiéndelo aunque yo no lo entienda. Tengo tantas cosas que decirte y todas comienzan por un gracias. Y ahora sé que no quiero huir más. Pero tampoco sé cómo volver. Porque nunca lo he hecho. Porque nadie me ha mirado a los ojos y me ha dado alas. Quiero volar sobre tus caderas de nuevo. Que el invierno se derrita de placer, mientras tú me llevas a la luna. Perderme contigo significa encontrarme. Porque no hay mejor sensación que cuando me haces cosquillas y luego me comes la boca y los miedos. A ver quien va a ser el listo que consiga separar tu piel de la mía, cuando ni siquiera nosotros sabemos dónde está el límite.
Te prometí un nosotros contra el mundo. Porque juntos no hay tormenta que pueda separarnos. Ya sabes que toda la vida es mucho tiempo, pero no para nosotros...
VECA
Comentarios
Publicar un comentario