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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Apostaste demasiado a que ella no se cansaría de ti

Ahora es él el de los nubarrones, los días malos y la falta de sonrisas. Ahora es ella quien no escatima en bailes, en vestidos y en pintar de colores su mundo. Y todo porque él quiso jugar a ganar más corazones que estrellas y se quedó sin el que de verdad le volvía loco. Perdió las sonrisas, las miradas y las mariposas. Arriesgó todo a su número de la suerte y no contaba con las mejores cartas. Joder, perdió sus enfados transitorios al madrugar y su locura permanente que tanto bien le hacía. Pero ella sigue ahí, al pie del cañón, dispuesta a comerse el mundo de un bocado. Dispuesta a enamorarse de otro que no sea un capullo y que la trate como una jodida reina. Que aunque ella nunca quiso coronas ya está harta de que no la valoren como ella merece. Si él no la quiere lo suficiente, ya lo hará otro. Que para perder el culo por uno que no la hace ni caso mejor no perder ni el tiempo. Y claro, la partida se ha acabado y aunque ninguno de los dos ha ganado nada, los dos han perdido....

Nunca tuya

Y me fui, porque las partituras del cielo no estaban hechas a nuestra medida, porque la banda sonora de tu vida era solo eso de TU vida y yo no pintaba nada en ella. Me fui sin despedirme, porque ni a ti ni a mí nos gusta decir adiós y mucho menos a la cara. Y así terminamos, yo sin rumbo y tú sin norte, como siempre. Nunca hechos a la altura de nadie. Simplemente, nunca de nadie. Intentaste hacerme muy pequeña y te diste cuenta de que los imposibles no eran lo tuyo y yo, cariño, no iba a ser la excepción. Atentamente nunca tuya. VECA

Más sexo y menos lágrimas

Quieres escapar de todo porque ahora todo va mal. Porque al final has abierto los ojos y has descubierto que las películas de princesas son tan solo eso, películas. Que perdiste el culo por el primer príncipe con complejo de tipo duro que encontraste y te rompió el corazón. Así que ahora prefieres capullos de una noche que echarte a llorar cada dos por tres por el mismo. Que el sexo sin amor es incluso más divertido que esos besos que te daba él y luego se olvidaba de ti. Que sus para siempre no valían una mierda y que te hiciera sentir una reina para después dejarte colgada cada tarde no valía la pena. Que ni él mereció nunca tus locuras ni tú las rayadas que te fumabas con la almohada cada noche. Porque siempre era lo mismo, él te decía que te quería y tú le creías siempre. Por eso durasteis nada y menos. Por eso él se ha quedado solo y tú tienes el mundo bajo tus pies. Porque él no supo llevarte y tú detestas las cadenas. Así que déjate llevar. Tú, que nunca has sido de coronas n...

Te sobraron sábanas y te faltaron sonrisas

Tu sonrisa la traía de cabeza con la misma fuerza que un imán. Pero eso no quitaba que pasaras más tiempo entre sus piernas que en su mente. Porque de amor no iba la cosa. Ella era más de una noche que de repetir con el mismo por si se la jugaban. Ya se había llevado suficientes palos en su vida. Prefería robar corazones con la boca a que la robasen lágrimas con amargas despedidas que ya se había cansado de ahogar en vasos y guardar en baules. Que ni tenía un corazón de hielo ni diciembre venía caluroso este año. Ella necesitaba abrazos como todos pero no más putadas de amor. En realidad no daba un duro por él. Amor del bueno, sexo del duro, caricias baratas. Vicio del de antaño, droga para sus sentidos y manos que se conocían demasiado. Pero ella ya no te necesita. Ya se había llevado el golpe, había saboreado el muro de hormigón a trescientos por hora. Tú la volvías loca pero ella era la única que podía con tus idas y venidas. Así que déjala pisar fuerte con sus tacones de medio...

Caricias baratas, putadas por amor

Y allí estaba ella, venida a menos sin sus manos, sin la costelación de sus lunares, sin el brillo de sus ojos chocolate. Ella, la misma que le tenía tantísimo vértigo a perderle, le había perdido. Y ahora se mordía el labio, jugaba con su pelo y ahogaba sus penas con una copa de alcohol del barato pues tampoco había efectivo para más. Le echaba de menos, a él, a sus enfados y a sus camisetas anchas de baloncesto. Sus cabreos lo lunes por la mañana, su mal humor al madrugar y sus manías. Pero también los abrazos, los mensajes y las sonrisas. Esas tardes tirados en el sofá viendo una de sus películas preferidas. Esos abrazos en la cama que quitaban males y subían el ánimo. Esas guerras de cosquillas en cualquier parte. Esa sensación a mil metros del suelo cuando se besaban. Y ya no queda nada. Ni el vestido corto ni las medias de rejillas han podido borrarle. Los tacones, por muy altos que sean, nunca superan su recuerdo. El maquillaje no tapa las sonrisas que él le había sacado...

Su sonrisa podía parar trenes

Ella no podría ser completamente ella sin él. Sin verle sonreír, sin esos ojitos verdes, sin esas mejillas rojas a todas horas. No podría vivir sin oir su risa o sin verle hacer el idiota. Sería feliz a medias sin los lunares de su espalda o el antojo que tiene en su cuello. Sin sus enfados porque sí y sin las reconciliaciones de después. Perdería esas ganas de sonreír cada mañana colgada de su ombligo mientras pierde el culo por él. Esas ganas de comerse el mundo que tiene cuando él la mira. Incoscientemente, dejaría de sentirse tan invencible, tan kriptonita. Porque su sonrisa podía para trenes. VECA

Tú eres otro vicio de mi lista

Tiene sus ojos verdes pintados en la almohada. Los lunares de su espalda atrapados entre las sábanas. Esa media sonrisa torcida cuando es feliz clavada en el corcho de su habitación. Tiene la sombra que describen sus hoyuelos colgada del techo. Pero también tiene el miedo, los complejos, las inseguridades en el marco de la puerta. El vértigo al rechazo. Los fantasmas de no ser lo que él busca. Ella, que se fuma cada una de sus sonrisas y se folla la distancia. La misma que es un flan cuando él pasa por su lado y ni siquiera la mira. La misma que odia los para siempre, las fechas de dos días o el chocolate. Pero al final todos los vicios terminan por enganchar y ella lleva enganchada a sus labios mucho tiempo. VECA

Ella era una jodida tormenta

Ella estaba ahí, en mitad del cielo, con la autoestima por las nubes y la mejor de sus sonrisas pintada en la cara. Él andaba dando tumbos, de aquí para ya, sin encontrar su sitio nunca, ahogado entre alcohol y dudas. Ella era feliz, jodidamente feliz. Corría, gritaba y reía a carcajadas cundo le apetecía, le gustase o no a los demás. Eso la volvía única. Él tenía demasiada gente a su alrededor pero nadie que diera un duro por él. Estaba en la cúspide, pero no la tenía a ella. Ella simplemente era una tormenta, siempre al pie del cañón, siempre ahí por los suyos. Siempre con una sonrisa en los labios. Siempre ella.  VECA

Nacimos para ser reales no perfectos

Y al final llegas a la conclusión de que la vida no es el cuento de hadas que te hacen creer cuando eres un niño. Que las películas Disney son solo eso, películas. Que los príncipes azules escasean. Que crecer es difícil. Y que solo se madura a base de golpes contra muros de hormigón. La vida en resumidas cuentas es caer y tener el suficiente valor como para levantarte despues. Tantas veces como haga falta. La vida es quedarse en la cama hasta tarde los sábados y joderte cada lunes deseando que la semana pase rápido. La vida es sacar sonrisas a los demás pero sin olvidar la tuya nunca. Creer en ti mismo, porque nadie lo hará por ti. Correr, gritar o llorar. Cuándo, dónde y cómo te de la gana. A quien le guste bien y a quien no, la verdad es que no me importa. La vida es enamorarse y desenamorarse. Es querer ser mayor cuando eres un crío y querer ser un crío cuando eres mayor. La vida es despertar muerto de sueño por las mañanas y acostarse pronto por las noches para no dormirte al dí...

Una sonrisa de buenos días

Se ha levantado con esas ganas locas de tener el valor suficiente como para plantarse delante de él y decirle lo mucho que le gusta y lo mucho que pierde la cabeza por él. Las lágrimas que ha derramado, la impotencia, las malas noches, la música a todo volumen para no echarle de menos. Pero de nuevo se ha visto pequeña sin saber cómo actuar y como coño explicarle que esto no va de días, ni de besos, ni de abrazos, va de sentimientos y de corazón. Que no cuentan ni los disparos en camas ajenas ni las miradas sin rumbo. Que solo cuentan ellos. Pero no, no se ve lo suficientemente buena para él, ese es el problema. Ella no se cree suficiente para él. Por mucho que lo sea. Le falta determinación por cada lunar de su cuello. Le pierde el miedo y la comen las dudas. Y eso que él es todo lo contrario. Quizás eso también la asuste, a fin de cuentas, nadie daría un euro por ellos, ni siquiera ella misma. Por mucho que pierda el culo por su sonrisa. Ella cree que él merece mucho más. ...

Necesito tu sonrisa para sonreír

Hace tiempo que dejó de creer en los cuentos de hadas, en los príncipes azules y en hadas madrinas. Hace tiempo que cambió los "para siempre" por "para un rato" y los finales felices por finales alternativos. Hace tiempo que aprendió que es muy difícil enamorarse de la persona adecuada y que no vale la pena luchar por amor. Simplemente, hace tiempo que perdió la fe y las ganas. Ya no busca príncipes eternos sino juglares de una noche. Ya no quiere abrazos para prometer amor  sino para protegerla del frío una mísera noche de invierno. Ya no quiere más lágrimas por querer demasiado, sino por reír mucho. Se ha decantado por vestidos cortos las noches más frías y por sonrisas arrebatadoras que ocultan una autoestima que planea a la deriva cerca del suelo. Las pinturas de guerra muerden sus cicatrices, ni perdona ni olvida. Los tacones son altos pero ni con esas llega a las nubes. Le da vértigo volar. Nunca se ha visto guapa aunque tiene los ojos color café más bo...

Tu lista de enemigos

Se lo que hicisteis el último verano mientras tú te fumabas flores y él conservaba la esperanza de que tu bonita sonrisa dormiría en su cama. Pero después del polvo llegó el cigarrillo y después las discusiones sin reconciliación. Así que, hablando en plata , todo se fue a la mierda con todas las vueltas que da la vida y fuiste a toparte con más de un príncipe borracho que se convertía en rana con cada beso. Y tú que decías que ni lo bueno era siempre lo mejor, ni lo peor todo lo malo. Y ahora te codeas entre hadas madrinas sin varita y carrozas con las ruedas pinchadas. Pero siempre fuiste esa que con solo una sonrisa volvías loco a cualquiera. Esa, que con la luna llena cazaba hombres lobo que terminaban como un violinista en tu tejado cada mes de abril por amarte tanto o eso cantaban. Y aunque quisiera yo saber que es lo que sentías cuando creías tener el mundo a tus pies y en realidad ibas dando palos de ciego como una vela sé que ni siquiera tienes ganas de cerrar los oj...