
La preguntan en qué esquina perdió la sonrisa y ella no sabe qué responder. Porque no fue en una esquina, fue en otra sonrisa. Ella trata de ocultar las pocas ganas que tiene de volver a creer en el amor y es que nadie más sabe lo que ocurrió en su habitación de enero a marzo. Nadie conoce con quién compartió almohada ni en que trincheras decidió luchar. Nadie sabe que eligió bando y que perdió la guerra. Pero ella si te recuerda, como si fuera ayer, haciendo primavera el mismísimo invierno. Jugando en las trincheras de tu cama a ganar una guerra perdida porque te cambiaste de bando nada más empezar. Pero no todo fueron malas rachas, también hubo ataques de amor, algunas medio verdades aunque muchas más fueron las medio mentiras que terminaron siendo más veraces que tu verdad. Y así terminasteis, mordiéndoos el corazón para acallar a la razón cuando os queríais. La gente no entiende de amor y vosotros dos menos. Media ciudad ya sabe que no la echas en falta, la otra mitad sabe de sobra que mientes. Venga, baja de esa rutina enfermiza que tomaste una vez que la dejaste a ella. Recupérate aunque estés roto, las astillas también son madera. Olvídala porque es lo único que has querido alguna vez. Pero no vuelvas a llamar. Ella te debe la risa y tú le debes chorros y chorros de dolor. Pero no la cambiarías por nada en el mundo. Porque ella te enseñó a volar...
VECA
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