De pequeños jugábamos a los superhéroes y tú siempre te pedías el papel de villano. El primer recuerdo que tengo a tu lado es haciendo volar tu chupete por los aires, mientras me pedías con tus pequeñas manitas que te lo devolviera sin dejar de llorar. Tardaste dieciséis años en decir que me querías a pleno pulmón y en abrazarme casi a diario. Pero no tardaste tanto en hacerme tu guarida. Y yo acepté el papel de tu hogar porque nunca sentí por nadie lo que siento por ti. Éramos unos críos cuando trataste en vano de ahogarme en la piscina, así que me enfadé contigo y tú a cambio (todavía lo haces) me dijiste: te dejo que elijas juego si vuelves a hablarme. Y te compartía sueños y barcos piratas y me recreaba en tus miedos para que los perdieras por el camino, mientras ganábamos altura. Y compartí...
Dreamers can't be tamed