La vida es una sucesión de casualidades.
La vida es un sucesión de casualidades
inesperadas que iluminan tu camino.
La sucesión de casualidades inesperadas que
iluminan tu camino son errores al noventa por ciento.
Los errores, que son el noventa por ciento de
las casualidades inesperadas que iluminan tu camino, te salvan la vida.
Te salvan la vida los errores para bien o
para mal.
Para bien o para mal, te salvan la vida los
errores que iluminan el noventa por ciento de tu camino.
La diferencia entre el bien y el mal es
relativo.
Tan relativo como que noviembre es frío en
comparación con julio, pero ¿y en comparación con enero?
Amar u odiar, es bueno o malo, según muchos segunes.
El según más importante es el que responde al
quién y no al cómo.
Porque el cómo es tan relativo como los
sentimientos.
No solo se puede querer bien o mal. No solo
se puede odiar bien o a medias. También se puede querer como uno sabe. Y odiar
como uno sabe.
Yo sé
quererte, no sé si bien o mal. Yo sé odiarte,
no sé si bien o no
Solo sé que sé hacerlo.
Sin yugos. Sin testigos innecesarios.
El ahora es consecuencia de las acciones
pasadas.
Eso no conlleva madurar, eso no conlleva ser
mejores. Solo seguir en pie.
Y mientras se siga en pie ningún fallo será
al cien por cien fallo; ni ningún acierto, al cien por cien acierto.
Pues todo es relativo.
Hasta la forma en la que sé que puedo amarte, que para algunos será amor del bueno y para otros el mayor de los castigos.
Hasta la forma en la que sé que puedo amarte, que para algunos será amor del bueno y para otros el mayor de los castigos.
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