Todo se resume en perder el sueño en las manos correctas. Si tú ries, a mí me vale. Me basta con mirar esa sonrisa, apretar fuerte los párpados y repirar muy hondo; hasta que lo bonito de tus ojos se parezca al cielo atardeciendo. Hasta que los problemas queden envueltos por tu voz y ya no me de miedo enfrentarlos. Una vez me dijiste: no voy a luchar tus batallas, yo ya tengo las mías, pero cuando te canses de tanta guerra, yo te ofrezco unos brazos desnudos en los que cobijarte. Fue entonces cuando entendí que hay personas a las que llamar hogar tan solo es una bonita redundancia.
Me has enseñado que hay caminos que no siempre llevan a Roma. Que perderse, a veces también, es la mejor forma de encontrarte. Que hay lugares sin salidas de emergncia, pero que tampoco las necesitas. Pongamos de ejemplo tu cuarto. Por ejemplo, nosotros en tu cuarto. Por ejemplo, con amor cayendonos por los dedos y salpicándolo todo. Te juro que si me abrazas me vuelvo más valiente aunque no debería ser tan débil, no puedo evitarlo.
Todo se reduce a saber que eres feliz y a que yo soy, al menos, mínimamente, la causa de tan bonita sonrisa. Porque la tienes, aunque a veces no me creas me sirve con las veces que sí lo haces.
¿Sabes? siempre tuve miedo a los te quiero por si alguna vez era tan real que dolía. Ya me conoces, bailar sobre la cuerda floja nunca fue mi punto fuerte. Ahora sé que contigo es más como caminar sobre un arcoiris suspendido sobre en tu ombligo, aunque me caiga- algo que sucedera más tarde o más temprano- acabarás haciéndome cosquillas- no solo de amor se vive-.
Tengo un acuerdo verbal con tus manos: mi piel es un lienzo. Y a mí me gusta que me pinten constelaciones, que choquen estrellas en mi espalda, que se formen planetas en mi nuca. Y, sobre todo, que nazcan estrellas fugaces de mis caderas procedentes de las tuyas.
Alguien me habló de vicios duros una vez, pero se olvido de mencionar tu sonrisa.
VECA
Comentarios
Publicar un comentario