WHERE WAS YOU WHEN I FELL AND NEEDED HELP UP?
Llegó el día en el que al mirarse al espejo pudo verse los hilos de la marioneta en la que se había convertido con el paso de los años. Daba miedo pero al pensarlo friamente su vida era eso, un simple reflejo, en un espejo confeccionado por los demás. Las últimas mil decisiones importantes de su vida siempre habían sido certificadas por otras manos. Todos decidían por ella, ese era el problema, que hasta los que iban de cara la trataban como una niña incapaz de asumir responsabilidades. Ni esos pueden permanecer a su lado el suficiente tiempo como para darla voz y voto. Todos creían que ella era una mezcla de bala perdida y consentida, sin reglas, pero todos la marcaron los límites que jamás debería sobrepasar. Todos la enjaularon como si ella fuera de cristal... Pero no era de cristal, no era invencible tampoco, claro que podía romperse, como todos pero a diferencia de todos, ella no había sentido el polvo en los dientes, ni las rodillas rasgadas por las piedras. Ella había vivido el camino de rosas que sus padres habían preparado y trazado para ella a cambio de unas buenas notas. Su opinión era un simple cero a la izquierda. Pero abrir los ojos duele como una patada en mitad del estómago. Llorar no servía para nada, eso no iba a cambiar las cosas, una rabieta más. Ella no conocía otra cosa que el dinero siempre disponible y cualquier capricho en casa. Ella no sabía que era ganarse un sueldo con el sudor de la frente por eso ni siquiera cuando obtuvo triunfos supo disfrutarlos. Todo era siempre poco para ella. Todo le sabía a poco, porque inlcuso sus sueños se veían empañados por los sueños de los demás. Nada era suyo al cien por cien, ni siquiera las decepciones. Ni siquiera los golpes. Ella podía tener diez, trece o diecisiete. Pero hasta las caídas parecían suaves. De repente se miró al espejo y comprendió porque la gente no la defraudaba nunca del todo, porque nunca confiaba del todo en nadie. Su modelo a seguir era Peter Pan y quizás no fuera coincidencia querer escapar a cualquier lugar donde la permitieran ser héroe o pirata. De ahí su corazón egoísta y sus pensamientos suicidas. De ahí su miedo a las alturas y a los lugares cerrados. Nunca la habían dejado ser ella misma, las alas de plástico que la habían pegado a la espalda no valían nada, lógicamente ya era tarde para las suyas que ya estaban más que caducadas. Sin embargo, delante de ese espejo se dio cuenta que no era tarde para ella, que quería probar el sabor de la tierra en la boca al no conseguir su objetivo. Y el dulce sabor de la victoria recorriéndole cada centímetro de su piel. Ella quería crecer y aforntar sus actos y las consecuencias que estos trajeran. Ella quería darse de ostias contra un muro de cemento si era su decisión. Ella quería consejos, no sentencias. Ella quería apoyos, no carceleros. Ella no quería volar, simplemente sentir el aire en su cara. Ella quería ser todo lo libre que la sociedad le permitiese no todo lo libre que le permitiesen sus padres. Ella quería seguir sus propias reglas, seguir sus propios sueños, alcanzar metas. Ella quería un poco de alcohol para ahogar penas y un poco de calor para el próximo invierno que venía más frío que de costumbre, igual que el verano. Ella quería unas manos que en lugar de taparla la boca, le abrieran las piernas. Y a la mierda los complejos basura. No quería ser censurada nunca más. Y nunca se lo volvió a permitir a nadie. Y si alguien quería hundirla tendría que enfrentarla de frente, porque solo los valientes muerden el polvo de la victoria.
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