PARA MUDARME LA PIEL
En días como hoy me pregunto
¿es hora de guardarse un as bajo la manga o continuar a pecho descubierto a pesar de los balazos?
En días como hoy tengo sed de las cervezas que no tengo por costumbre beber entre semana.
Pero también tengo rabia, mucha rabia… Y frustración, toneladas de ella…
En días como hoy me replanteo si la suerte de mi amuleto se quedó con otros u otras
y lo alejo de mí, como a ellos y ellas.
Observo mi agujero negro
y cambio el color de las paredes,
porque aún guardo un tanto por ciento de locura entre tanta barro.
Me muerdo el corazón con los dientes que me quedan,
apuntalando las esquinas a tus recuerdos
y dejo que, por una vez, razonen las entrañas.
En días como hoy soy una valiente disfrazada de cobarde que llora arco iris por los ojos y escupe poesía por la boca
porque no conoce un modo de huida mejor.
En días como hoy me gustaría que fuera un día distinto
con menos aguaceros y más sudores.
Por ejemplo el tuyo y a poder ser mezclado con el mío.
A poder ser sin ropa.
Y por poder ser mezclando ganas,
cediendo orgullos y
compartiendo sonrisas
orgásmicas.
Por eso cierro los ojos
e imagino que tú me rozas la clavícula con los labios susurrándome cosas de cualquier índole al oído mientras fuera no nos distraiga el ruido
de mi tormenta.
En días como hoy, follarte, sería un síntoma más de naufragio
pero no hacerlo solo significaría caída libre.
Y aunque no lo sepas, en días como hoy tengo miedo a las alturas que no sean de pieles.
Joder, tengo miedo hasta de los atardeceres por si no vuelves a salir
por mis sueños
después de haberte colado en mis pesadillas
para mudarme la piel.
Para cubrirme las lágrimas.
Para tejerme los destrozos en un caos sin grietas.
Y así,
como un red de araña,
volver a poner en marcha el mundo,
que podría ser el nuestro.
En días como hoy me pregunto
¿es hora de guardarse un as bajo la manga o continuar a pecho descubierto a pesar de los balazos?
En días como hoy tengo sed de las cervezas que no tengo por costumbre beber entre semana.
Pero también tengo rabia, mucha rabia… Y frustración, toneladas de ella…
En días como hoy me replanteo si la suerte de mi amuleto se quedó con otros u otras
y lo alejo de mí, como a ellos y ellas.
Observo mi agujero negro
y cambio el color de las paredes,
porque aún guardo un tanto por ciento de locura entre tanta barro.
Me muerdo el corazón con los dientes que me quedan,
apuntalando las esquinas a tus recuerdos
y dejo que, por una vez, razonen las entrañas.
En días como hoy soy una valiente disfrazada de cobarde que llora arco iris por los ojos y escupe poesía por la boca
porque no conoce un modo de huida mejor.
En días como hoy me gustaría que fuera un día distinto
con menos aguaceros y más sudores.
Por ejemplo el tuyo y a poder ser mezclado con el mío.
A poder ser sin ropa.
Y por poder ser mezclando ganas,
cediendo orgullos y
compartiendo sonrisas
orgásmicas.
Por eso cierro los ojos
e imagino que tú me rozas la clavícula con los labios susurrándome cosas de cualquier índole al oído mientras fuera no nos distraiga el ruido
de mi tormenta.
En días como hoy, follarte, sería un síntoma más de naufragio
pero no hacerlo solo significaría caída libre.
Y aunque no lo sepas, en días como hoy tengo miedo a las alturas que no sean de pieles.
Joder, tengo miedo hasta de los atardeceres por si no vuelves a salir
por mis sueños
después de haberte colado en mis pesadillas
para mudarme la piel.
Para cubrirme las lágrimas.
Para tejerme los destrozos en un caos sin grietas.
Y así,
como un red de araña,
volver a poner en marcha el mundo,
que podría ser el nuestro.
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