Tú solías estar tan feliz como yo, la diferencia era que mi felicidad dependía casi por completo de la tuya. Acabé cogiéndole el gusto a tus abismos, porque en ellos aprendí a volar. Mi cama se llenó de los te echo de menos que nunca me atreví a confesarte. Llegaste y arrasaste con todo y a mí que me gusta tanto complicarme la vida... Pero a fin de cuentas si no estás aquí no será porque no sabes donde encontrarme. Este es el enésimo motivo para olvidarte, pero una parte de mí se empeña en no retroceder y continuar con este suicidio sentimental. Por eso mientras pienso en no querer volver a saber nada más de ti, me destruye el hecho de no poder verte a todas horas. Tú solías jugar y yo acepté tus reglas sin medir las consecuencias de mis decisiones. Con lo fácil que sería todo si no nos empeñasemos en complicarnos la vida... Te doy la razón, a veces no sé lo que quiero, pero estoy segura de que sea lo que sea lo tienes tú. Joder, sería tan genial estar juntos ahora que no creerías lo feliz que podrías hacerme. Pero soy una cobarde y me puede el miedo a perderte más que el de quedarme con las ganas. Quiero arriesgarme por ti en la práctica lo que en la teoría hago, pero también es jodido asumir que si no estás quizás es porque no quieras. Descuida, yo tampoco me elegiría pero joder si tú lo hicieras... Y acabaré perdiéndote del todo, porque hay una gran parte de mí que prefiere autodestruirse a cuidarse. Sin embargo, lo arreglas todo a mi alrededor aunque sea sin darte cuenta, que le vamos a hacer.
A veces nos olvidamos de soñar. Ahora que todo en la vida cuesta dinero, olvidamos que nuestros sueños son lo único que nos pertenece a nosotros solos. Y que somos nosotros, como únicos propietarios quienes podemos compartirlos con cualquiera. Olvidarse de soñar es como apagar el Sol. Es una fomra muy miserable de autodestruirse. Soñar significa que aún estás vivo, que aún no han podido contigo, que te lo han quitado todo, menos las ganas de seguir jugando. Hasta los peones tienen posibilidad de convertirse en reyes y quién te dice a ti que ella no puede ser tu reina. Si se deja de soñar, se deja de luchar. Nadie puede luchar por otra persona eternamente sin recibir algo a cambio. Nadie puede soñar por ti y mucho menos hacer tus sueños realidad. Una partida de ajedrez no se termina cuando se coloca al rey entre la espada y la pared, ni cuando se le deja solo, ni mucho menos cuando pierde a su reina; termina cuando se rinde, cuando prefiere morir a seguir defendiéndose. Si inve...
Un relato en el que muchísimas personas podrán verse reflejadas. Supongo que es el tipo de piedra en el que todo el mundo debería tropezar una vez en su vida. Aunque algunas personas se encariñan con la piedra.
ResponderEliminarLas complicaciones gratuitas nunca llevan a nada. Eso también hay que tenerlo grabado a fuego.
Me duele/molesta la frase "Descuida, yo tampoco me elegiría pero joder si tú lo hicieras...". Lo importante es que te elijas tú primero. Eso hará que se pregunte esa persona si también debería hacerlo.