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La diría que creyera en la magia.

-¿Sabes? Sé que algún día volveré y me encontraré contigo en plena Gran Vía y entonces te veré con ella, con otra que no seré yo. Y te sonreiré y te saludaré casi por educación y te preguntaré que tal te va todo mientras observo como ella te coge de la mano sin saber quien fui yo para ti.
-Hablas de ella como si existiera alguien que pudiera sustituirte.
-Y existe, siempre existe. Y me encantaría poder decirla que te cuidara, como nunca supe hacerlo yo. Decirla que escuchara hasta tus silencios, que te llamara hogar porque sé que es la forma en la que te sientes más útil, sabiendo que eres el refugio de alguien. Me encantaría explicarla como ha de acariciarte en el cuello para que no dejes de temblar. O como tocarte el pelo, despacio, para que te duermas. La diría que creyera en la magia, porque tú tienes de eso. Que no tuviera en cuenta tus huidas porque si la quieres, siempre volverás. Que ella también puede huir de vez en cuando, pero que nunca se olvide de volver. La diría que te prometiera unidades de tiempo que no pudiese cumplir pero que luchara por hacerlo. Que te dijera todos los días cuánto te quiere, porque mereces saberlo. Que te devolviera cada beso en forma de sonrisas. Sobre todo eso, que te hiciera sonreír, que no dejara que nadie apagara tu sonrisa. Que nadie merece tanta tristeza, que el mundo es un lugar mejor si tú te ríes. Que descubriera cuánto cura tu respiración agitada después de un te quiero. Que te besara en los labios antes de despertar porque así amaneces de mejor humor. La diría que a veces estás triste, porque necesitas estarlo, pero que no te presione, que simplemente espere hasta que vuelvas a ser tú. Que te de tu espacio porque tú le darás el suyo siempre. Me gustaría decirla que es una mujer con suerte por despertar con tus brazos enredados en su cintura. Que te haga el amor sin prisas, que se olvide de la palabra pudor mientras folláis. Que disfrute de las alas, de tu saliva, en definitiva, que disfrute de ti. Y que te quiera, sobre todo eso. Y que te cuide, que te prometa que lo hará. No dejes que nadie más llegué a tu vida sin hacerte esa promesa, por favor. La diría que una vez te enamoraste de una persona y que lo diste todo. Que protegiera tu corazón, como yo nunca supe hacer. Que entendiera que vales más la pena de lo que muchos entendimos al principio. Así que si vuelvo a cruzarme contigo y sonríes, sabré que ella te hace feliz.
-Siempre menosprecias todo lo que me diste. El nosotros en el que he vivido todo este tiempo se construía contigo y conmigo.
-Por eso te pido que no me olvides. Que la digas que me quisiste, pero que nunca supe valorarlo. Dila que aún te acuerdas de mí, que aún guardas un buen recuerdo nuestro, pero que eso no cambiará las cosas con ella. Yo al menos seguiré queriéndote en la distancia, alegrándome por ti, cuidándote. Y quizás, buscando en otros partes que nunca dejé de amar de ti. Tus manías, tus defectos. Siempre me arrepentiré de haberte dejado marchar, pero jamás querré volver contigo.
-¿Por qué?
-Porque juntos nos seguiríamos haciendo daño y he prometido que te cuidaría, aunque eso signifique no pelear a tu lado.
VECA

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