Ahora me dices que vas a saltar porque las cosas no han salido como tú querías. Es lo que tiene planear cada detalle de la vida, que ésta tiene un capacidad pasmosa de sorprenderte. Dices que se acabaron los besos bajo la lluvia y los bailes en la terraza. Que hemos crecido y que ya no se ve bien gritar por la calle o saltar de baldosa en baldosa por las aceras. Opinas que madurar es hacerse un hombre y que por eso mismo me dejas atrás, porque yo no me estoy haciendo una mujer y sigo como una cría cantando con las amigas y vistiendo como me da la gana. ¿Sabes cuál es tu problema? que tienes ganas de saltar porque no tienes la vida para la que te han educado, pero es que esa vida no existe. La vida es un camino en blanco, no hay pasadizos, no hay bosques frondosos, hay lo que tú quieres que haya. El camino lo haces tú, por eso la vida no es la es tu. Es tu vida y si quieres dejarme atrás, adelante, no voy a impedírtelo. Pero no voy a dejar que eches por tierra todos tus sueños, ni que creas que tus metas no son más que un juego de niños. No tienes porque renunciar a ti mismo solo por un traje, un buen despacho y un bolsillo rebosante de hipocresía. Tú fuiste quien me enseñó a creer en los imposibles, así que ni pienses que voy a dejarte creer solo en posibles. Tu vida es un juego, mi vida es un juego, nuestra vida ha sido siempre un juego. Un juego de niños. Eso no implica que no maduremos solo implica que no dejamos de soñar. Implica que seguimos luchando. Que sigo cantando bajo la lluvia y tú sigues jugando a la Play. Implica que yo baile en el balcón y tú me grabes a escondidas. Implica que podemos seguir queriéndonos, a nuestra maneras. Sin normas, ni precipicios, ni obstáculos. Nos queremos como una estrella, cuanta más energía, más calor y a más calor, más gravedad para mantenernos en equilibrio. sin la gravedad del otro nadie nos podría contener. Quiero ser tu estrella, quiero que seas mi estrella.
Pero sobre todo, quiero construir a tu lado la vida que nos merecemos y por la que tanto hemos luchado.
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