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Mostrando entradas de diciembre, 2014

Se van empañando los cristales

Vámonos. Escapemos. Juntos. A cualquier parte. No ha sabido cuidarte. Mientras tú me has curado hasta la saciedad. Siempre. Desde el primer momento. Te sonreí ¿recuerdas? Y no pude sostenerte la mirada. Y tú te acercaste. Y no volviste a irte nunca. Lo prometido es deuda: para siempre. Llueve. Y Julio se ha ido. Y el invierno ha llegado. Y tú estás al pie del cañón. Y yo también, pero a medias. Porque me da miedo el compromiso. Cómernos la boca. Y lo que no es la boca. Te quiero, joder. Te quiero. Ahora. Más que ayer, dicen. Pero menos que mañana, también dicen. Escondámonos del tiempo. Equilibra mis defensas. Sálvame la vida. Ven. No hay besos que perder. No hay distancias que ganar. Orgullosos. Abrazos letales. Acaríciame. Juguemos a querernos un poco más. A sentir más. Corazones valientes. Solo si se trata de nosotros. No voy a luchar por nadie más. Orgasmos al cielo. Rompiendo la barrera del sonido. Derrítete. Un infierno. En mitad de diciembre. Tu colchón...

Eres mi pecado sin remordimientos

Caí rendida en las trincheras de un amor a ratos. Nuestro amor fue el de dos cobardes dispuestos a nada. Sin embargo lo camuflamos, como haciamos con todos los problemas que no sabíamos solucionar. Nunca quisimos afrontar las dudas que dormían con nosotros. Llegabas tarde, después de días y días comiéndote el mundo. No me dabas razones y yo tampoco te las pedía. Jugamos al despiste durante meses hasta que nos dimos cuenta de que el uno sin el otro éramos la mitad de en lo que nos habíamos convertido juntos. Nunca fuiste un ángel, pero si alguna vez yo me parecí a alguno, fue gracias a ti.  Esos éramos nosotros, dos almas erráticas condenadas a no entenderse nunca pero también a no vivir separados por más de un par de centímetros. Inseguros, porque no sabíamos querernos ni a nosotros mismos. Egoístas, porque nadie nos había querido nunca de una manera sana. Y rotos, porque siempre que nos habíamos arriesgado sin hacer caso a la cabeza el corazón había salido escaldado. En...

Cambió besos por rosas...

Cambió besos por rosas. Las mariposas que le producía mirarle por versos en alquiler. Regaló sábados a quien no merecía ni un triste cuarto de hora. Y manipuló bocas salvajes hasta escuchar lo que ella quería oir. Dilapidó su autoestima para olvidarle pero obtuvo el efecto contrario. Diariamente se emborrachaba de complejos y se fumaba su imagen una vez más. Hasta que una fueron mil y no pudo soportarlo. Se comió la cabeza sin poder mover un dedo pues no sabía como encontrarle. Eran tales las diferencias que les separaban que más que improbable sabía que era imposible. Sabía echarle de menos noche sí y noche también, aunque ni siquiera se hubieran dirigido la palabra en la vida. Sus sonrisas empezaron a escasear. Dejó la improvisación a otros. Y se encerró en su mundo. Apagó cualquier luz y atascó puertas y ventanas incluso las salidas de emergencia. Supo lo quer era tener miedo de si misma. Multiplicó por un millón las derrotas y sus aspiraciones se quedaron tan cortas al lado de...

Eres mi rincón favorito de Madrid

Me gusta que te rías por todo. Que soluciones nuestras discusiones con besos. Que bailes bajo la lluvia. Me gusta que te duermas escuchando mi corazón o escuchando mi música. Me gusta cuando te pintas los labios rojos y te hacen juego con el pelo. Me gusta cuando me sorprendes, los hoyuelos que se te forman cerca de la boca cuando te enfuruñas. Me gusta cuando bailas sobre la cama, pegando saltos. Me gusta que no te gusten las aceitunas que te echan en la ensalada que te pides en nuestro restaurante y así picar de tu plato y del mío. Que busques siempre un equilibrio cuerpo-mente. Me gusta que sigas siendo una niña, tu inocencia, tu sentido del humor. Me gusta que me digas que yo soy tu salvavidas. Odio que te rías por todo. Que soluciones todas nuestras jodidas discusiones con malditos besos como si quisieras huir de todos nuestros problemas. Odio que bailes bajo la lluvia porque luego lo empapas todo. No soporto que te encarames en mi pecho como si fuese tu almohada, o que pongas...